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Ciclos del alma humana

El alma del ser humano vaga de vida en vida, como hombre o mujer, casi siempre en alternancia. Pasa los tiempos intermedios dormido o, si tiene conciencia de vidas repetidas, en parte en otro lugar. Esta verdad ha sido enterrada o suprimida. La conciencia de esta verdad decide el desarrollo de cada ser humano y para desencadenar esto en el ser humano, basta con vivir y tratar este pensamiento como una posibilidad o hipótesis, puede y cambiará fundamentalmente las acciones de las personas.

Porque si no hay un cambio en una escala significativamente mayor en la calidad de la acción humana, en el futuro o después de una catástrofe mundial, los que conocen esta verdad se dividirán de los que sueñan con el sueño, que no pudieron o no quisieron darse cuenta. El segundo grupo carece, por tanto, de la experiencia del alma cultivada adicionalmente. Con la conciencia de la verdad, aunque sólo se acepte como una posibilidad, las almas abren la puerta al mundo adyacente, en el sueño y entre la muerte y el nuevo nacimiento. En una división, tras una posible catástrofe, el segundo grupo, según su experiencia demasiado escasa o incluso perjudicial, es trasladado al lugar que le corresponde según el nivel de desarrollo espiritual-psíquico. Sin embargo, es necesario hacer una advertencia: Los que se creen salvados con la bonita frase «creo en la reencarnación, por tanto, pertenezco a ella» se equivocan. Según este «abridor de puertas», es la suma de acciones la que decide.

En este punto hay que decir que la esperanza de la existencia terrenal es sobre todo la encarnación femenina del alma. Históricamente y también en la actualidad, cualquiera que se fije bien puede reconocerlo. Sin embargo, esto no significa ese desarrollo en el que lo femenino se presenta de forma fundamentalista y segregadora, sobre todo por venganza inconsciente, que deriva de la opresión de lo femenino por parte de lo patriarcal en encarnaciones anteriores. Aquellos que actualmente encarnan a una mujer y que exultan ante estas líneas, se les recuerda que en la próxima vida su alma se encarnará en un hombre. Sólo en un punto muy avanzado el alma tiene la oportunidad de elegir su encarnación.